La «nueva generación» ha salido de la mano de una pandemia y una escasez de componentes nunca vista. ¿El resultado? Tras nada menos que 5 meses, casi medio año, seguimos sin tener noticias de PS5 y de cuando estará disponible para que quien quiera se pueda hacer con una. Pero claro, alguna explicación habrá, ¿no?
La minería de criptomonedas tiene la culpa
Si no hay consolas a la venta para todo es, simplemente, porque desde Sony no han podido hacer tantas unidades como les hubiera gustado. ¿Y eso por qué? Te preguntarás. No, no es que a Sony no le guste el dinero, es que no tienen tarjetas gráficas suficientes. ¿La razón? Las tarjetas funcionan demasiado bien.
¿Cuánto es demasiado bien? Lo suficientemente bien como para que, minando criptomonedas con ellas ganes dinero. De forma que, con una tarjeta de 300$ puedes sacar más de eso cada mes. Un negocio redondo, vaya. A menos, claro, que uses las tarjetas para jugar. En cuyo caso no te queda otra que rezar para hacerte con una tarjeta antes de que vuelen.
La pandemia entra en juego
Esto de la minería ya ha pasado antes, claro. Pero es la primera vez que nos encontramos con que es casi imposible comprar una tarjeta gráfica con menos de 4 años. Algo normal si pensamos que, además de la locura minera, tenemos de por medio una pandemia que ralentiza todo. Desde envíos hasta producción. De forma que, los pocos chips gráficos que se pueden sacar, vuelan enseguida.
Lo que ha supuesto, y de eso hablamos, que no tengamos noticias de PS5 ni de Xbox Series X. Una auténtica lástima para los jugones de todas partes del mundo. Porque claro, sin tarjetas gráficas no hay consolas.
La luz al final del túnel
Sin embargo, y pese al viaje en el desierto, parece ser que ya vamos viendo dónde acaba este túnel. La fecha más sonada es verano 2021. El momento en el que, quien quiera, debería poder hacerse con una consola de nueva generación sin colas, reventas ni historias raras.
Aunque claro, todo si las cosas mejoran según lo previsto. En caso contrario, las cosas seguirían como hasta ahora, y nos tocaría esperar más aún para una situación «normal».