Desde los tiempos remotos del Pong hasta la Next-Gen que estamos disfrutando hoy en día han pasado muchos años. Pero, para algunos, lo antiguo siempre va a ser mejor. No porque lo sea, si no porque la nostalgia es el arma más poderosa del mundo. Y si no, que se lo pregunten a los que coleccionan cosas retro. Pero, ¿por qué nos gusta tanto coleccionar cosas con los mismos años que nosotros? Y, especialmente, ¿por qué no gusta tanto coleccionar juegos «viejos»?
La fiebre de lo retro
A lo que nuestros padres llamaban «trastos» ahora lo llamamos «retro». Y eso ha propiciado que miles de personas se lancen a la búsqueda del cartucho más antiguo y exclusivo que sean capaces de encontrar. Por eso el juego de E.T., que fue un fracaso a todas luces y enterraron en el desierto, es uno de los más buscados entre los coleccionistas.
Y, por ese mismo motivo, juegos que deberían valer nada y menos se venden por más dinero que las consolas nuevas. Porque, a veces, no todo es la potencia y la novedad e importan más otros factores como la nostalgia o el hecho de que queden pocas unidades. Y si no te lo crees, mira lo que está pasando con las cartas de Pokémon.
El valor de la nostalgia
Así es, aquí el valor lo aportan dos cosas. Una, el hecho de que son cosas que ya no se fabrican, y eso las haces limitadísimas. Y otra, los recuerdos que te traen (o no) esos artículos. A lo mejor era el primer juego al que jugaste, el primero que te pasaste sin ayuda o uno que recuerdas con especial cariño.
También hay que añadir el factor tiempo. Y es que, cada año, más y más de estos juegos se rompen/destruyen, por lo que su número es más y más limitado con el tiempo. De forma que, donde antes había cientos de miles de copias, ahora solo quedan cientos. Lo que hace que encontrarlas sea más y más difícil,
Buscando en el baúl de los recuerdos
Mira en tu casa, en tu garaje, en casa de tus padres y hasta en la de tus abuelos. Porque cualquier juego que tenga ya una cantidad respetable de años puede ser la pieza clave para la colección de alguien. O, simplemente, puedes encontrarte una N64 de cuando eras un chaval y pasar una tarde viciando como si aún estuvieras en el colegio. Que oye, también está muy bien.
Eso si, ojito con las cosas que te encuentres, que no todas valen lo mismo. Lo más importante en este caso es el estado en el que estén. Algo nuevo, de paquete, de hace 50 años va a valer mucho más que algo que ha pasado por más manos que un billete, eso está claro.